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Cultura

Abandono del histórico Palacio del Jalifa y sus jardines en Tetuán

En las afueras del barrio Touilaa de Tetuán, en la antigua carretera hacia Ceuta, un gran edificio mira a los habitantes de la ciudad, rodeado de singulares palmeras, aunque ahora se ha convertido en una mera ruina, como resultado del terrible abandono que le afecta.

Es el ‘Palacio del Jalifa’ de Muley Al-Hassan Ben El-Mehdi Ben Ismail (1911-1984), ubicado en la parte superior del barrio de Touilaa, en medio de un pintoresco jardín llamado ‘Jinan Ahsar’ (Jardín de Ahsar), 'Dar Ahsar' (Casa Ahsar) o ‘Jinan Al-Khalifa’ (Jardín del Jalifa).

El Palacio, un edificio majestuoso en lo alto de la colina, fue considerado residencia del califa Al-Hassan Ben El-Mehdi, gobernador del Protectorado español en el norte de Marruecos entre 1923 (a la muerte de su padre, Mohamed El Mehdi Ben Ismail, primer Jalifa) y 1956. Posteriormente, ya con la independencia de Marruecos, fue nombrado embajador en Londres (1957-1965) y Roma (1965-1967) para terminar como gobernador del Banco de Marruecos.

En los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, el palacio fue comparado con la Alhambra de Granada, pero hoy se ha transformado y sería todo un espejismo dicha comparación.

'Dar Ahsar', el ‘Palacio del Jalifa’ vive hoy en el abandono y la marginación, ya que se ha convertido en un edificio abandonado sujeto a actos de vandalismo. Apenas quedan sus restos arquitectónicos, arcos y columnas desvencijadas por el paso del tiempo.

El Palacio, que se asoma a Tetuán y su valle, se ha convertido en hogar de vagabundos, gatos y perros callejeros. Sus jardines también se han convertido en un páramo yermo, fruto de su amplio abandono y de que su propiedad terminara en una institución bancaria.

Defender este hito y preservar la memoria común de los habitantes de Tetuán, de la que forma parte esta herencia, fue un objetivo por el que se quiso persuadir al Ministerio de Cultura para que restaure el Palacio del Jalifa y lo incluya en la lista del patrimonio. Entre sus posibles usos se baraja la de Museo.

Sin embargo, a pesar de las promesas hechas, por desgracia, Tetuán no entra dentro de las preocupaciones prioritarias del Ministerio de Cultura, ni  tampoco de los responsables de la región Tánger-Tetuán.

El descuido que afecta al patrimonio arquitectónico e histórico de la Paloma Blanca revela un terrible desprecio, ya sea por parte de políticos, funcionarios o el Ministerio de Cultura.

Una ciudad que apuesta por el apoyo al turismo no puede lograr sus objetivos sin prestar atención a sus sitios y monumentos históricos, que siguen siendo abandonados o incautados por promotores inmobiliarios o bien terminan saqueados.

Texto: Jesús Cabaleiro