Diario Calle de Agua

España - Marruecos

Sociedad

Moussem de Imilchil, la fiesta del matrimonio

Es una fiesta diferente a otras. Un ritual celebrado a finales de verano por la tribu Ait Hdiddou que se celebra en Imilchil, pueblo de apenas 9.000 habitantes, a 2200 metros de altura en el corazón del Alto Atlas Este y junto al lago Tislit. La belleza del lugar se funde con la leyenda amazigh de los enamorados.

Una vez al año se celebra la fiesta del matrimonio que incluye una boda colectiva, entre Imilchil y Agdoud. Es conocida como el Moussem de Imilchil, el Souk Aam o Agdoud Oulmghenni.

Cerca de 30.000 personas se concentran con tiendas y camellos y los jóvenes de toda la zona se conocen. Hay música, comida y baile y las mujeres llevan sus mejores trajes tradicionales de origen bereber. Existe una idea falsa que es un lugar ideal para encontrar pareja y casarse, porque las mujeres solo se casan con gente de la región y están comprometidas durante meses.

Si el compromiso se concreta, se entregan dátiles, ya que es dulce y es un buen augurio para la dulzura del futuro matrimonio.

Las jóvenes son las que eligen pareja con guiños, luego ellos si se les permite, les cogen las manos, señal del inicio del compromiso, si la dejan sueltas no lo hay. Ellas se tapan el rostro y besan las manos del elegido.

También se dice “me has llegado al hígado” o  “has capturado mi hígado”  ya que en la zona se considera es el lugar donde nace el amor, al ser lo que previene el bienestar del cuerpo, más que en el corazón.

La leyenda nace de acontecimientos entre tribus bereberes, Ait Ibrahim y Ait Yaaza, facciones de la tribu Ait Hdiddou, que estaban en guerra. Una joven de Ait Yaaza, Shadia y un joven Ait Ibrahim, Moha estaban enamorados pero no pudieron casarse por la rivalidad entre las tribus por lo que murieron. El dolor sufrido por la separación provocó las lágrimas sin fin de los dos amantes que crearon dos lagos, Isli (El novio o prometido) y Tislit (La novia o prometida).

Los padres conmemoraron una vez al año el amor de la pareja y las tribus se reconciliaron, de ahí nació el día del matrimonio.

Se recuerdan los poemas que se decían los enamorados  “Te digo de nuevo, mi corazón nunca tiene suficiente” y le contesta “Yo pienso en tí, tu ausencia es un obstáculo”

Texto: Jesús Cabaleiro