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Cultura

Tánger, ciudad internacional de novela y espías

Tánger, la novia del norte marroquí, es recordada siempre como una ciudad cosmopolita, caracterizada por una serie de eventos, fechas y nombres, se asoma como un faro marítimo que la convierte en un enlace entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, entre dos continentes, África y Europa.

Con las primeras décadas del siglo pasado, la ciudad del viajero más famoso de la historia árabe, Ibn Battuta (1304-1377) se convirtió en un refugio seguro para un gran número de artistas plásticos, músicos y escritores occidentales, que llegaban a la urbe marroquí desde diferentes lugares lejanos, principalmente de Europa y Estados Unidos, por lo que construyeron y pintaron su leyenda que aún hoy sigue circulando, una reputación teñida de universalidad.

Desde que pasó a estar bajo una administración internacional conjunta, de 1923 hasta casi 1960, Tánger fue adquiriendo gradualmente el estatus de su vecina, la ‘Paloma Blanca’, la ciudad de Tetuán, con una larga historia ligada a las glorias de la civilización andalusí, con sus múltiples afluentes culturales. Cuando Granada cayó en 1492, último reducto musulmán en España, Tetuán asumió la tarea de acoger a miles de desplazados y perseguidos de aquel que fue considerado paraíso perdido, para musulmanes y judíos, y se asentaron allí, a medida que se extendían por el conjunto de toda la región norte de Marruecos.

Son muchas las historias y cuentos que se cuentan sobre Tánger, la ciudad del Estrecho, y todo esto explica la fascinación tiránica que ejercía sobre europeos y estadounidenses por igual. Se clasificó entre las ciudades que representan la convivencia de culturas y religiones.

Al ser un espacio ideal, se dice que en las primeras décadas del siglo XX, era más abierta que la América conservadora, vivir en Tánger era barato, drogas, cannabis al alcance de la mano y éxtasis cerebral. En cuanto al sexo barato, incluidas las señaladas como inclinaciones sexuales privadas, estaba permitido, en bares y lugares lúgubres y sospechosos, la mayoría de ellos forman parte de la leyenda maldita de la urbe.

Así, los escritores, artistas europeos y estadounidenses, que buscaban satisfacer sus deseos corporales atrajeron más, que la curiosidad que traían los turistas, y quisieron descubrir los hitos de Tánger, que vivió durante ese tiempo una época dorada.

Se pueden citar, entre los que pasaron por la ciudad del Estrecho a los escritores estadounidenses, Tennessee Williams (1911-1983), William Burroughs (1914-1997), Paul Bowles (1910-1999), con su esposa, la escritora Jane Bowles (1917-1973), Jack Kerouac (1922-1969), Ira Cohen (1935-2011) y Peter Orlovsky (1933-2010). También, el irlandés Samuel Beckett (1906-1989), el italiano Alberto Moravia (1907-1990), con su esposa, la escritora Elsa Morente (1912-1985) y al francés Jean Genet (1910-1986).

Precisamente, el escritor francés Jean Genet, o ‘el santo’ como lo llamó Jean-Paul Sartre (1905-1980), pidió ser enterrado en suelo de Marruecos, y tras su muerte (15 de abril de 1986), su cuerpo fue trasladado desde Francia a la ciudad de Larache, su tumba está en el antiguo cementerio cristiano, con vistas al Océano Atlántico, donde también se encuentran los restos de los soldados españoles que murieron en la Guerra del Rif, a manos del ejército rebelde del rifeño Abdelkrim El-Jattabi (1882-1963). Casi tres décadas después, también fue enterrado en Larache el escritor español Juan Goytisolo (1931-2017).

Paul Bowles, el escritor estadounidense, murió de un infarto en el hospital italiano de Tánger (18 de noviembre de 1999) a la edad de 88 años, en la ciudad internacional y luego marroquí pasó más de medio siglo (en concreto, 52 años).

Hoy en día, Tánger se asocia más con el nombre del escritor marroquí Mohamed Chukri (1935-2003), autor de la conocida novela ‘El pan a secas’. Siempre que se mencionaba el nombre de Tánger en Marruecos, aparecía su nombre. Pero Tánger tiene más de una puerta, más de un rostro y una descripción, lo que dio origen a la leyenda con la presencia de escritores, artistas plásticos, dramaturgos, actores y directores de cine de gran calibre.

En Tánger, los marginados y olvidados, cuya presencia aparece en la trayectoria del autor de ‘Tiempo de errores’, publicada en 1992, lo conocieron y se aprovecharon de su amplio bagaje cultural.

Tánger, una ciudad que se expande día a día, está atestada de gente procedente de otras zonas vecinas rurales y de otros lugares de Marruecos, que han optado por residir en ella, por lo que está siendo testigo de rápidas transformaciones en todos los aspectos para ser el “centro nervioso de nuestra civilización, y el corazón de la tormenta”.

Tánger, la ciudad de espías internacionales

Durante los siglos XIX y XX, Tánger fue considerada una tierra segura para un grupo de espías internacionales, por lo que se convirtió en fuente de inspiración para que directores, escritores y productores internacionales escribieran sus obras inspiradas en las operaciones de espionaje que se desarrollaban en la ciudad.

Durante las primeras décadas del siglo XX, Tánger fue un refugio seguro para un grupo de agentes secretos y espías, sobre todo con motivo de la declaración de zona internacional, controlada por distintos países.

En el pasado, espías y agentes secretos solían frecuentar los cafés y las calles, donde sus actividades inspiraron a un grupo de escritores y directores de cine.

Las primeras operaciones de espionaje reportadas en la ciudad del Estrecho se remontan sin embargo en el siglo XVII, específicamente cuando estaba bajo dominio de Inglaterra.

En el periodo del rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda, Carlos II (1630-1685) de 1660-1685, la historia de la ocupación inglesa de Tánger fue turbulenta, pero durante un breve período entre 1663-1664 desarrolló ciertos aspectos de la llamada diplomacia del espionaje.

España e Inglaterra entraron en conflicto por la ciudad de Tánger por su lugar estratégico, e intentaron imponer su soberanía de varias formas posibles, por lo que en ese momento, "fue el principal momento de la propagación del espionaje en la ciudad debido a las convulsadas relaciones entre Inglaterra y España".

En un libro escrito por un profesor inglés se señala que los españoles “difundieron rumores de una plaga en los barcos que paraban en Tánger”, que entonces estaba bajo ocupación inglesa, lo que obligó a los buques del rey inglés Carlos II, a realizar un peligroso viaje desde Marruecos hacia las costas inglesas.

La mayoría de las operaciones de espionaje que Tánger presenció durante el siglo XX estaban relacionadas principalmente con el desarrollo de la Primera y Segunda Guerra Mundial.

Durante la Primera con la presencia de una amplia colonia alemana. Mientras, en la Segunda debido a que Estados Unidos veía a Marruecos como un lugar preferido para llevar a cabo la ‘Operación Torch’, es decir, la invasión conjunta estadounidense-británica de África del Norte francesa en 1942.

Según señalan varias fuentes, "la correspondencia llegaba a los Estados Unidos a través de Tánger, pero no a través de los consulados, por lo que era necesario cifrar o descifrar todos los mensajes". Tánger acogió a la comisión estadounidense, jugó un papel fundamental para garantizar el secreto de la operación y engañar al régimen francés de Vichy, aliado de los nazis.

La presencia de los espías que se dirigían a Tánger, venía motivada por ser "la ciudad donde cualquiera puede obtener divisas sin tener que identificarse", apuntando a las similitudes entonces con la capital portuguesa, Lisboa.

En 1948 muere en aguas de la bahia tangerina la que fue espía francesa Marga d'Andurain (1893-1948).

Estados Unidos construyó poco después del final de la Segunda Guerra Mundial uno de los principales centros de radio propagandistas al sur de Tánger y, por su parte, la Unión Soviética comenzó a planificar la construcción de un banco en la ciudad del Estrecho como medio de transferir dinero a los independentistas y comunistas marroquíes.

En una carta enviada por el autor y traductor estadounidense que vivió y murió en Tánger,  Paul Bowles, alude al hecho que “los disturbios civiles contra los extranjeros, antes e inmediatamente después de la independencia de Marruecos, fueron instigados por agentes de Rusia".

Tánger películas inspiradoras

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Tánger se convirtió en el destino ideal para escritores que buscaban inspiración.

La ciudad  inspiró al escritor e historiador escocés, John Buchan (1875-1940) a escribir un capítulo de una novela de espías, basándose en ideas de las paredes de sus barrios árabes y calles estrechas, donde mujeres con velo, contrabandistas y espías trabajaban en el comercio.

Buchan escribió, entre otras obras, en 1915 ‘Los 39 escalones’ que llevaría al cine en 1935 el conocido director Alfred Hitchcok (1899-1980) existiendo otras dos versiones cinematográficas en 1959 y 1978.

Sobre el trabajo de un grupo de escritores estadounidenses, entre ellos Paul Bowles (1910-1999) y miembros de la Beat Generation, decidieron instalarse en la ciudad por la belleza de su naturaleza, que fue fuente de inspiración para ellos, señalando que sus escritos retratan lo que estaba sucediendo “entre bastidores” como el caso de la implicación de Estados Unidos en el espionaje en los países del Magreb.

Además de escritores, los directores cinematográficos también consideraron a Tánger como un lugar ideal para rodar películas que abordaban el espionaje, entre ellas, la película ítalo-española 'Réquiem por un agente secreto’ también conocida como ‘Consigna: Tánger 67’ estrenada en 1965 y protagonizada por Stewart Granger (1913-1993), en la que el director, Sergio Sollima (1921-2015), retrató a Tánger como “la Meca de los agentes secretos”.

Anteriormente se hizo la película ‘Mi espía favorita’ (1951), con Bob Hope (1903-2003) y Hedy Lamarr (1914-2000), otra película de espías que arroja luz sobre el lado oscuro de la ciudad, de manera cómica, sus hechos giran en torno a “un actor cómico que descubre que debe suplantar a un agente estadounidense encargado de comprar un microfilm en Tánger".

En 2007, el actor y guionista estadounidense Matt Damon, con su película ‘El ultimátum de Bourne’ dentro de la saga de este espía, reforzó este estereotipo sobre Tánger, ya que este filme aborda la situación de un agente secreto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que perdió la memoria y tiene que ir a Tánger.

Texto: Jesús Cabaleiro