Diario Calle de Agua

España - Marruecos

Cultura

Winston Churchill y su histórica relación con Tánger y Marruecos

El histórico primer ministro británico en dos períodos, Winston Churchill (1874-1965) tiene una historia vinculada a Tánger y también en Marruecos. La ciudad del Estrecho está relacionada a su apellido, ya que su antepasado John Churchill, luego primer duque de Marlborough, había sido teniente en 1668.

Hay que recordar la historia, Tánger perteneció a Inglaterra gracias a la cesión por la corona portuguesa, como dote de la boda entre el rey inglés Carlos II (1630-1685) y la princesa de Portugal, Catalina de Bragança (1638-1705).

La ciudad del norte apenas pertenecería 23 años en manos inglesas, ya que volvió a Marruecos en 1684, después de tenerla fuera de su poder durante un período de más de dos siglos, en concreto, 213 años.

En Tánger, Winston Churchill se hospedó en dos hoteles que aún se mantienen abiertos, el Continental y El Minzah, hoteles céntricos que hasta el día de hoy conservan un ambiente típico oriental y marroquí.

En el Continental se alojó cuando regresaba de su experiencia como corresponsal de guerra de The Morning Post durante la segunda guerra de los anglo-boer (1899-1902).

En 1935 visitó Marruecos, procedente de París y en Tánger se alojó entonces en El Minzah. Abandonó la ciudad del Estrecho, el 16 de diciembre, para unirse a Lloyd George (1863-1945) en Marrakech y también viajó a Rabat.

Pinturas y Marrakech

En Marrakech se instaló en el hotel Mamounia. Durante esta estancia Churchill pintó ‘Escena de Marrakech, hacia 1935’, así como ‘Puesta de sol sobre las montañas del Atlas, 1935’.

A finales de 1942 y principios de 1943, Churchill regresó a Marrakech para alojarse en ‘Villa Taylor’, una suntuosa residencia construida en 1926 y ubicada en el corazón del distrito de Gueliz.

Estuvo en Marruecos para asistir en enero de 1943 a la Conferencia, en el hotel Anfa, en Casablanca, para planificar la estrategia de los aliados en la Segunda Guerra Mundial.

Tras terminar la conferencia convenció al presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt (1882-1945) para ir a Marrakech donde estuvieron dos días. Entonces pinta ‘La torre de la mezquita Kutubia’ también conocida como ‘La torre bereber’, única pintura que Churchill realizó en toda la guerra.

La pintura representa la famosa torre de la mezquita Kutubia al atardecer con las montañas del Atlas cubiertas de nieve en la distancia y se la regaló a Roosevelt pero luego fue revendida desde la década de los años 50. En marzo sale a la venta con un precio entre 1,7 y 2,8 millones de euros. Era propiedad de la actriz Angeline Jolie.

Entre diciembre de 1947 y enero de 1948 volvió a Marraquech pero ya sin cargo político. Entonces pinta otro cuadro, ‘La mezquita de Marraquech’, cuadro que en 2017 fue vendido por 950.000 dólares (cerca de 780.000 euros).

Precisamente, también el próximo mes de marzo, la casa de subastas internacional Christie's London realizará una subasta para ‘Escena de Marrakech, hacia 1935’,  cuadro pintado en Marrakech. El precio se estima entre 335.000 y 557.000 euros.

Esta obra se la regaló al general Bernard Law Montgomery (1887-1976) cuya familia ahora la pone a la venta.

Churchill hizo unas declaraciones de amor por la ciudad ocre, a la que calificó de "lugar maravilloso", "el lugar más bello del mundo" o incluso "el mejor lugar del mundo para pasar una tarde". Incluso lo llamó ‘París del desierto’, en referencia al contraste entre el clima árido de la ciudad y las montañas del Atlas al fondo.

En total, visitó la ciudad ocre seis veces en 23 años. En 1936 en el Daily Mail escribió: "Aquí, en lo vastos oasis de palmeras que emanan del desierto, el viajero seguramente disfrutará de un sol interminable (...) y de los paisajes de las majestuosas montañas del Atlas cubiertas de nieve".

El estadista británico empezó a pintar a los 40 años e hizo unos 500 cuadros a lo largo de su vida, de las que 350 se conservaron en su estudio. Además de su afición por la pintura, de la que publicó un libro traducido al español ‘La pintura como pasatiempo’ (editorial Elba, 2014), hay que recordar que fue también Premio Nobel de Literatura en 1953.

Texto: Jesús Cabaleiro