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Ecología

Las palmeras en Tánger están en un estado lamentable

Un nuevo informe considera que el plan para extraer árboles y reemplazarlos por palmeras, que se lanzó con el ex gobernador, Mohamed Hassad, y continuó con el actual, Mohamed al-Yacubi, no es un asunto fácil, indicando que el tema está relacionado con el proyecto derrochador más grande de la historia de Tánger.

El texto, elaborado por la Oficina Central de la Asociación para la Defensa de los Derechos del Consumidor, señaló que las palmeras en Tánger se encuentran en un estado lamentable, debido a las enfermedades y defectos que han padecido, además todas las intervenciones producidas no han ayudado, por lo que precipitaron su muerte, muchas de ellas cayeron bajo la influencia de la fuerza del viento, expresando su pesar ya que esta experiencia se repite de forma periódica desde 2005.

El informe, que ocupa cuatro páginas, afirmaba que el coste de estos árboles, calificados como muertos, oscila entre uno y tres millones de dírhams (92.415 a 277.245 euros) por palmera, preguntándose: ¿Cuántos millones se desperdiciarán en proyectos que llevaron a la ciudad a un túnel bloqueado? Son millones de dírhams, todos se fueron con el viento.

La referencia explica que este esquema vino con una elección unilateral del ex gobernador, Mohamed Hassad, ya que el elemento de la palma se incluyó en los programas de rehabilitación de la ciudad que consumieron miles de millones, indicando que trajo esta versión desde Marraquech, porque soñaba con transformar Tánger en otra Marraquech.

Según el texto, titulado ‘El fin de la leyenda de la palmera datilera en Tánger’, Hassad inició su plan extrayendo árboles y reemplazándolos por palmeras que ahora llenan los espacios de la ciudad, desde el puerto a Sidi Ghandouri.

En lugar de revisar ese plan, el informe confirma la insistencia en la plantación de palmeras y la generalización de la experiencia a nivel de todas las calles principales y parques públicos a costa del resto de árboles y cobertura forestal.

El documento añade que cuando llegó la experiencia del gobernante Mohamed al-Yacubi, siguió alimentándose de la misma referencia, son valores del mismo ambiente desértico que su antecesor había consagrado, y se hizo más difícil cuando insistió en seguir el mismo enfoque, reemplazando la palma local por otra importadora de origen, alegando, según el informe, que esta variedad es adaptable e inmune a las enfermedades que aquejan a las especies autóctonas, por lo que cubrió todos los espacios con este tipo de palmera, en un tiempo récord, tras desmantelar el tipo anterior, lo que fue motivo del agotamiento de los recursos económicos destinados al proyecto 'Gran Tánger'.

El informe enfatizó que este proyecto, a su vez, no resistió la fuerza de los vientos que caracterizan el área del Estrecho, ya que encontró grandes dificultades durante el proceso de plantación de dátiles completo que una empresa se especializa en producir, y muy diferentes árboles fueron arrancados de manera agresiva en varias regiones, reemplazados por palmeras que estaban atadas con cuerdas y sostenidas por pilares, pero seguían cayendo en su lugar.

Añadió que cuando las obras llegaron a la residencia Al-Nakhil, comenzó a retirar la palma vieja, para luego replantarla nuevamente para que encajara con las modificaciones realizadas al diseño del área, lo que hizo que perdiera su fuerza y ​​entrara en etapa de agonía.

Un modelo descontrolado de despilfarro de dinero público

El informe enfatizó que cuando el destino de lo ocurrido representa el ápice de la manipulación de las capacidades de la ciudad, un modelo de derroche de dinero público, sin control, ni fiscalización, indicando que son quince años de corrupción  por apostar por el asentamiento de palmeras en un ambiente inadecuado, solo para satisfacer las mentes de los lobbies de los negocios sospechosos, y por ende, la mayoría de las palmeras que cubren los espacios de la ciudad se han secado o se han deteriorado, o padecen una enfermedad que las hace caer, lo que las convierte en candidatas a dejar su presencia.

El documento explica que, a lo largo de la avenida Mohamed VI, que representa la cara turística de la ciudad, así como la calle Mohamed V, se encuentran en pie decenas de palmeras que se han quedado muertas o en vías de morir, además de la ausencia de una serie de lugares sin palmeras, tras deshacerse de ellas como consecuencia de su caída o no siendo sustituidas, además de la aparición de la enfermedad que carcome el resto del cuerpo de la palma, que los encargados de la reimplantación no logran detener.

El rey de España decidió

El informe dio un ejemplo,  las obras recientes realizadas a nivel de la plaza de España y el espacio portuario, donde se plantaron decenas de palmeras en ese lugar, sin sacar la lección del fracaso de experiencias anteriores, y por supuesto, ocurre durante la época del actual gobernador que parece haberse mantenido fiel a la cultura de su antecesor.

El documento señala que hasta el momento no se sabe si Tánger en la antigüedad tenía una relación con palmeras, que podían brotar aquí y allá automáticamente, como resultado de arrojar semillas aquí y allá, como ocurre en los cementerios.

La relación oficial de esta planta con Tánger comenzó en 1922 cuando el rey de España, Alfonso XIII (1886-1941), entregó un obsequio a la ciudad que eran plantitas de esos arbustos que se usaban para decorar la calle España (actual avenida Mohamed VI), lo que hizo que se adaptara al clima y creciera de manera gradual y natural, así pudo resistir la fuerza de los vientos y la influencia de la humedad del mar durante casi cien años, hasta que sus raíces se agotaron, por lo que comenzaron a desmoronarse. Sin embargo, permanecieron mayormente constantes en su ubicación hasta que llegó a la mano de funcionarios que querían cambiar su estado tras actuar aleatoriamente el paseo marítimo.

El informe preguntaba, ¿por qué este experimento perduró y mantuvo las palmeras en marcha durante todo este período sin morir en su nacimiento, como sucedió ahora en los experimentos de rehabilitación de la ciudad?

Para contestar, la respuesta está en la falta de credibilidad y experiencia en la realización de la obra, pues esa variedad de palmeras las trajo España de las Islas Canarias, se plantó como pequeñas plantitas de igual tamaño que lograron crecer de forma natural, sin ser afectadas por la mano del cambio y la manipulación, esto es lo contrario al método adoptado en la plantación. Las palmeras, de la mano de los gobernadores de Tánger, se apoyaron en los árboles ya adultos para quemarlos y mostrar la henna de la mano, cosechar los frutos de la gloria con el progreso administrativo, por esa urgencia, improvisación y egoísmo, contribuyeron a la creación de una falsa realidad artificial que no resistió el paso del tiempo.

Razones para insertar la palmera datilera en la cultura medioambiental de Tánger

El texto se pregunta sobre las razones para insertar el elemento de la palma en la cultura ambiental de la ciudad, añadiendo que solo se encuentra una respuesta, que es el afán de los funcionarios de servir agendas especiales para desarrollar acuerdos que nunca han estado sujetos a rendición de cuentas.

En cuanto a la segunda razón, indica el informe, radica en la rígida mentalidad de los trabajadores y gobernadores que triunfaron en Tánger, ya que siempre procedían de ambientes continentales alejados del mar y cultura litoral, y por tanto, su pensamiento y sentimiento se mantuvo ligado a sus lugares de origen y a los entornos en los que nacieron.

Cuando llegaron a Tánger, permanecieron distantes en su relación con la ciudad, porque no lograron asimilar su cultura, características naturales y patrimonio histórico, por lo que se sitúan en un movimiento contracorriente, que fue el motivo de cambiar los elementos, eliminar sus componentes naturales y urbanos, agregando que lo primero que hicieron fue la demolición. Son las playas de las que desconocen su valor, por lo que trabajaron para borrar sus rasgos en todas direcciones y desplazar la construcción, hasta que fueron completamente eliminadas quedando completamente distorsionadas, es lo mismo que afecta la cobertura forestal en Tánger, donde nunca se registró que estos funcionarios -sin excepción- fueran celosos de la palma, por el contrario, contribuyeron a fomentar la eliminación de árboles y vegetación característica de la urbe.

El informe concluye que estos gobernadores estaban, y siguen proporcionando, una hostilidad definitiva hacia la cultura, medio ambiente y  legado de la ciudad, al servicio de su percepción que procede de otras culturas y entornos, ya sean relacionadas con zonas del sur o regiones montañosas, dentro de la perspectiva nacional.