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El alcalde tangerino visita finalmente el Palacio Alava Esquivel en Vitoria-Gazteiz

La ciudad de Tánger, propietaria del Palacio Álava Esquível en la capital vasca, Vitoria-Gazteiz, finalmente a través de su alcalde Mounir Lemouri visitó este inmueble.

El municipio marroquí adeuda 421.000 euros en sanciones por el mal estado del edificio. Hace unas semanas el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz aseguró que Tánger iba a pagar la reforma del edificio, donde se barajó incluso su expropiación.

Lemouri (PAM) se reunió con la alcaldesa socialista de Vitoria, Maider Etxebarria, y mantuvo este encuentro privado "para tratar temas de interés común", entre los que se sitúa como es lógico el palacio Álava Esquivel.

Se destacó la buena sintonía de la reunión, en la que ambos mandatarios se han emplazado a futuros encuentros para definir el futuro de este palacio e incluso establecer otras posibles líneas de entendimientos en diversos ámbitos, como sostenibilidad, economía, turismo y cultura.

Según el Ayuntamiento, alcalde y alcaldesa han abierto una etapa de “diálogo y colaboración” para encontrar una solución al deteriorado edificio. Para ello, como primer paso, se ha decidido la creación de un grupo de trabajo integrado por personal técnico de ambas ciudades.

En el transcurso de la visita, Maider Etxebarria ha invitado al alcalde de Tánger a firmar en el Libro de honor del Ayuntamiento de Vitoria, donde Lemouri dejó su rúbrica.

Posteriormente, visitó el edificio, el palacio Álava-Esquivel, situado en la calle Herrería del Casco Viejo de Vitoria, para comprobar su estado actual, "en un acercamiento que confirma el gran interés por este monumento de valor histórico y cultural”.

Asimismo estuvo en la sede del Parlamento vasco.

Tánger adeuda al Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz 421.000 euros en multas y otros conceptos relacionados con el mal estado del palacio. Un edificio en el que viven varios inquilinos en diez de las 16 estancias, pero cuyo estado de conservación es lamentable y se encuentra incluido desde abril de 2022 en la lista roja de ‘Hispania Nostra’ por ″riesgo de derrumbe” y ″grave peligro de desprendimientos”.

Además, desde hace casi dos años los vecinos que viven en el inmueble han perdido el contacto con su propietario. Hasta entonces, Tánger gestionaba el inmueble a través de una sociedad, pero ese contacto se perdió.

Desde 2010 este Palacio se han sucedido los problemas con la propiedad del edificio, es decir, con Tánger. El Ayuntamiento de Vitoria tuvo que actuar de forma subsidiaria para evitar la caída de cascotes, y las solicitudes a Tánger para exigir una actuación fueron constantes.

Sin embargo, no hubo respuesta. Con la llegada de Maider Etxebarria a la alcaldía se retomaron las negociaciones.

Historia del palacio Álava Esquível

El palacio es un edificio construido entre 1488 y 1535 entre las calles Herrería y Zapatería. Fue mandado construir por Pedro Martínez de Álava y María Díez de Esquivel, pero se terminó bajo la dirección de su hijo Diego de Álava y Esquivel (fallecido en 1562).

Es un edificio que ha sufrido varias modificaciones a lo largo de la historia, y se desconoce cuál era su aspecto original. Luce un supuesto reloj apresado a un navío inglés el 25 de junio de 1782. El reloj aún visible, se encuentra en mal estado de conservación.

En el siglo XIX sufrió una ampliación y en 1891 se derrumbó parte del ala norte.

El Palacio Álava Esquível ha tenido numerosos dueños. El penúltimo fue el Duque de Tovar, Ignacio de Figueroa y Bermejillo (1892-1953), quien, al morir en 1953 sin hijos, legó su herencia al Instituto Norteamericano del Cáncer y, en caso de que renunciara, a la ciudad de Tánger.

Los norteamericanos renunciaron y el Duque de Tovar cedió en 1953 todas sus posesiones al Protectorado español. En 1956 se independizó Marruecos y en 1960 Tánger se integró en el reino alauí.

Por este motivo, Tánger ostenta numerosas propiedades, por las cuales apenas se preocupa. La mayoría de los edificios que el Duque de Tovar entregó a Tánger son de carácter histórico y con un alto valor patrimonial, lo que se traduce en un importante coste de mantenimiento. Hace unos años Madrid compró a Tánger uno de esos edificios que estaba en ruinas.

De hecho, un hospital en Tánger lleva su nombre, Duque de Tovar.