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Cultura

Casamassima, el país azul italiano hermanado con Chauen

Un pequeño pueblo italiano en la región de Puglia, Casamassima, es conocido como ‘el país azul’ por los colores azules de sus casas y su laberinto de calles, constituyendo un pueblo gemelo con el marroquí de Chauen con el que está hermanado desde 2019.

Casamassima, de casi 20.000 habitantes, se encuentra a pocos kilómetros de Bari, capital de la región italiana de Puglia. Forma parte del club de los pueblos auténticos italianos.

Si uno no los conoce incluso puede confundir algunas de sus fotos con la pequeña ciudad del norte de Marruecos. Evocando las décadas, incluso siglos, de vida en Casamassima, los arquitectos cuentan cerca de 600 capas de pintura azul en ciertos edificios antiguos.

Entre los historiadores se mencionaba que el color azul estaba relacionado con el Maforio (velo o manto) de la patrona del pueblo. Así, a mediados del siglo XVII, en 1658, una epidemia de peste azotó el territorio y salvó a Casamassima.

El duque Odoardo Vaaz, en agradecimiento, mandó pintar el actual centro histórico con las casas con cal azul, probablemente sulfato de cobre, color del manto de la patrona, la Virgen de Constantinopla y se construyó una pequeña iglesia en su honor.

A principios de la década de 1960, el pintor milanés Vittorio Viviani (1909-1998) se maravilló con los tonos azules en este pequeño pueblo. El laberinto de calles estrechas y sus colores brillantes le inspiraron en 1976 su pintura llamada ‘el país azul’.

Los años pasaron y el azul de esta localidad se va manteniendo con el paso del tiempo, pero atrae a arquitectos que encuentran recuerdos de otras ciudades, como Chauen en Marruecos, Safed en Israel o Jodhpur, en el estado indio de Rajastán.

El municipio rehabilitó sus colores que marcan su identidad y especificidad, en particular con la ayuda de arquitectos como la italiana Marilina Pagliara.

La arquitecta Marilina Pagliara compartió sus estudios donde trató de descifrar qué reflejaba el uso del azul en Casamassima, sugiriendo una relación con la religión.

La hipótesis de la arquitecta van más allá de la explicación histórica. Ella remonta el origen de este color a la tradición judía, precisamente al vincularlo con el azul de Chauen, ciudad de refugio de las comunidades judía y musulmana expulsadas de la península ibérica a partir de 1492.

“La ciudad santa se pintó con polvo azul-índigo de Tékhélèt, un tinte natural elaborado a partir de conchas y cuyo uso se recomendó al pueblo de Israel”, subraya la arquitecta. En el camino, explica que “esta tradición se ha perpetuado a lo largo de los siglos y hoy los habitantes, aunque no judíos, 'refrescan la pintura' de sus casas con estos pigmentos azules que venden en botes”.

Además, Pagliara señala que el punto común entre las ‘ciudades azules’ como Safed, asociada al aire en la tradición hebrea, Chauen y Jodhpur es haber albergado comunidades judías sefardíes desde hace siglos.

La arquitecta refuerza su hipótesis con símbolos marcados en las paredes del antiguo pueblo, como una abertura redonda, con una estrella de seis puntas sobre la puerta de una casa que data del siglo XVII, en el corazón del distrito y vía de Scesciola de la localidad.

No se descarta que Casamassima también haya acogido en el pasado a familias judías sefardíes, federadas por una figura del judaísmo sefardí, de origen portugués, llamado Miguel Vaaz de Andrade. Considerado en muchos relatos históricos como uno de los principales comerciantes de cereales europeos, encontró refugio en Nápoles en 1580, según datos de la investigadora.

El mercader se instaló en Casamassima y sus actividades de venta y compra de trigo en Puglia habrían aumentado su fortuna, llegando incluso a comprar todo el pueblo en 1609 "por 76 000 ducados transferidos al Regio Fisco, después de la desaparición sin herederos de la baronesa de Acquaviva y de las tierras de Rutigliano y Sannicandro ricas en trigo”.

En 1612 habría comprado el título de conde y se instalaría en palacios, desde donde supervisaba la actividad comercial de la flota dedicada a las costas del Adriático. El poder y el dinero lo habría hecho cada vez más tirano con respecto a la población.

En 1667 su sucesor, Odoardo Vaaz, vendió el pueblo a la familia de los De Aponte, a través de su progenitor, el abogado napolitano Antonio de Aponte. Esta familia también residió en el conocido como Palacio Ducal Vaaz que aún conserva su estructura original y su color azul. La entrada se caracteriza por una preciosa y refinada portada del siglo XVI, con el tradicional sillar de punta de diamante de inspiración española.

Historia

El pueblo de Casamassima fue fundado por Quinto Fabio Massimo (280-203 adeC), o por un general perteneciente a la familia Massimi, siendo su origen romano, significando el campamento de los Massimo o casa grande.

La primera construcción del pueblo en el siglo IX, aparece en torno a un imponente castillo. Con el tiempo, esta ciudad habría estado protegida por murallas y no menos de 33 torres de control, pero fueron destruidas por las tropas húngaras a cargo del rey Luis I El Grande (1326-1382) en 1348.

Incluso la elección del lugar para la construcción de esta ciudad no habría sido fortuita. De hecho, se encuentra en un eje importante, prestado en la época del Imperio Romano y "que une la Ciudad Eterna con Tarento".

A lo largo de los siglos, esta ciudad ha visto la construcción del monasterio de Santa Clara en 1573, que sirvió inicialmente como orfanato durante los primeros siete años de su existencia. A partir de entonces, tuvo varias funciones (prisión, escuela, cine-teatro y vivienda) antes de ser abandonado pero ahora fue restaurado.

Entre sus habitantes destacó el poeta y traductor armenio Hrand Nazariantz (1886-1962).

Texto: Jesús Cabaleiro