El futuro túnel del Estrecho plantea dudas sobre su viabilidad
El proyecto del túnel marítimo que conectaría Marruecos y España a través del Estrecho de Gibraltar, ha vuelto al primer plano, tras años de estancamiento. Sin embargo, su viabilidad económica y técnica sigue siendo dudosa, incluso entre sus partidarios.
El Gobierno español reactivó el proyecto, asignando un nuevo presupuesto a la Fundación Española de Estudios sobre Comunicaciones Fijas a través del Estrecho (Secegsa), que había estado inactiva durante años.
En el mismo contexto, la empresa alemana Herenknecht Ibérica, especializada en perforación profunda, obtuvo un nuevo contrato por valor de 296.400 euros, para liderar un estudio relacionado con la posibilidad de excavar un túnel con tuneladoras, la etapa más delicada del proyecto.
Esta fase está financiada por la Unión Europea (UE), mientras que aún no se han fijado fechas precisas para las siguientes, según el Ministerio de Transportes español, que confirmó que el proyecto aún se encuentra en la fase de estudio de viabilidad.
Los planos preliminares prevén un doble túnel ferroviario con una longitud de aproximadamente 38,7 kilómetros, de los cuales 27,7 kilómetros estarían bajo el mar a una profundidad de cien metros, y cuyo tiempo de cruce no excedería los treinta minutos.
Sin embargo, el alto coste y las complejidades técnicas siguen estando entre los desafíos más destacados. El ingeniero español Rafael García declaró que las estimaciones de hace tres décadas cifraban el coste en 13.000 millones de euros, una cantidad que puede haberse duplicado en la actualidad, hasta los 26.000 millones.
Aunque el túnel se considera una solución para aliviar la presión sobre el tráfico entre Europa y el norte de África, la falta de una visión clara y un calendario preciso mantiene el proyecto en duda.
Desde 1979, cuando se plasmó por primera vez en papel el interés de ambos países en este enlace fijo, el proyecto ha estado en constante estudio, aunque con reservas por su complejidad técnica y alto coste.
A través de una declaración común entre los entonces reyes Hassan II y Juan Carlos I en 1980 para impulsar su estudio, se establecieron dos sociedades públicas, SNED por parte marroquí y Secegsa por el lado español.
A pesar de las inversiones realizadas hasta el momento, no se ha avanzado en la construcción, si bien el objeto social de la entidad se limita a realizar estudios y no obras.
La idea de una conexión fija entre las dos orillas revivió en abril de 2023, durante una cumbre bilateral que vio la firma de un memorando de entendimiento entre Rabat y Madrid.
El proyecto del túnel representa una gran importancia estratégica, ya que conectará Europa y África, y facilitará el comercio y el transporte entre los dos continentes pero hay dudas de que se pueda llevar a cabo.
La distancia inicial entre los dos continentes, Europa y África, es de unos catorce kilómetros, pero incluye zonas con una profundidad de hasta 900 metros, lo que convierte este proyecto en un enorme desafío de ingeniería.