Cuenta una antigua historia que una pequeña ciudad estaba rodeada de fértiles campos y verdes pastos que agradaban a sus habitantes. Un año cayeron abundantes lluvias lo que les colmó de bondad y bendiciones.
Cuando llegó la primavera, los rebaños de ganado pastaban en esos campos de hierba de acuerdo con la naturaleza, por lo que las vacas producían abundante leche.