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Cultura

El Instituto Cervantes de Tetuán acoge la muestra del octavo Centenario de la presencia franciscana en Marruecos

La exposición ‘VII Centenario de la presencia franciscana en Marruecos’ se puede contemplar en la sede del Instituto Cervantes de Tetuán desde el pasado 12 de noviembre hasta el próximo 12 de diciembre.

La muestra conmemora los ocho siglos de presencia de los franciscanos en Marruecos, en los que han ejercido de asistentes sociales, correos del sultán o impulsores culturales, casi siempre lejos de la labor proselitista. Se compone de seis paneles explicativos, 15 fotografías y 25 documentos impresos.

La presencia de los franciscanos en Marruecos se remonta a su fundador, San Francisco de Asís (1182-1226), que enviara a Marraquech a cinco frailes italianos que terminaron presos por tratar de expandir el cristianismo en tierras "infieles".

Conviene recordar esta historia, estos cinco frailes franciscanos fueron decapitados en 1220, siendo conocidos como los santos mártires de Marraquech siendo canonizados en 1481 por el Papa Sixto IV (1414-1484). Los cuerpos de Berardo, Otón, Pedro, Acursio y Adyuto fueron llevados a Coimbra, en Portugal, y hay un relicario dedicado a ellos en el Museo de Arte Sacro de Covilha.

Actualmente en la llamada ciudad ocre marroquí, en la zona de Guéliz, existe la iglesia de los Santos Mártires construida en 1928 durante el periodo del Protectorado francés.

Conferencia

El padre Simeón Stachera pronunciará el 27 de noviembre en la sede del Cervantes una conferencia bajo el título ‘Franciscanos y sultanes en Marruecos’, mismo título que una publicación editada por la facultad de Teología de Granada en 2016.  El religioso ha dedicado años al estudio de la obra de su orden en Marruecos.

Pero se trata de la primera de las tres conferencias que complementan la exposición y que se celebran en el salón de actos del Instituto Cervantes de Tetuán.

También el historiador Bernabé López, abordará ‘El Padre Lerchundi (1836-1896) y Marruecos’ el día 4 de diciembre que hará un recorrido histórico por la figura histórica de este religioso. Posteriormente intervendrá el franciscano Manuel Corullón con el tema ‘El estudio del árabe entre los franciscanos’ el 11 de diciembre.

La muestra se clausurará el 12 de diciembre con un concierto a cargo de la orquesta tetuaní El Haiek, liderada por Amin Chaachoo y Juan Manuel Rubio, en la Iglesia de Nuestra Señora de las Victorias, inaugurada en 1925, de estilo mudéjar y con tres naves, y que se encuentra en la conocida popularmente como 'plaza Primo'.

La exposición posteriormente viajará al Instituto Cervantes de Tánger y a Ceuta.

Historia

La misión franciscana en Marruecos puede considerarse fundada como se ha mencionado por el propio San Francisco y terminó con la ejecución de los santos mártires de Marraquech.

La segunda etapa de la presencia franciscana comenzó en el año 1630, con el nuevo y definitivo impulso del Beato Juan de Prado (1563-1631)  y sus compañeros franciscanos, que al igual que sus antecesores también murió en este caso lapidado y quemado.

A partir de 1631, los franciscanos se asientan en Marruecos de forma estable, con la aprobación de los sultanes, la autoridad oficial del país. Su ocupación primordial seguiría siendo el servicio religioso y humano-sanitario a los cautivos cristianos, dentro de una situación sin interrupciones en el envío del personal e incluso internamente bien organizada.

Los sultanes respetaron a los franciscanos, y algunos llegaron a amarlos. El ejemplo más destacado es el caso de la admiración y familiaridad mutua existente entre el sultán Muley Ismail (1672-1727) y fray Diego de los Ángeles, durante más de 25 años en que este permaneció en Marruecos.

Tercera etapa, padre Lerchundi

La tercera etapa de la presencia franciscana se inicia con la expedición compuesta de cinco misioneros, entre los cuales iba el padre José Lerchundi, que sería el renovador de la presencia franciscana en el Magreb.

Llegado por primera vez a Marruecos en 1862, emprenderá pronto el estudio de la lengua árabe para su comunicación con los habitantes del país. En 1867 será nombrado superior de la comunidad franciscana de Tetuán, ciudad en la que entablará relación con notables musulmanes que le ayudarán en la profundización de la lengua hasta el punto de que en 1872 publicará los 'Rudimentos del árabe vulgar', obra pionera en su especie.

Su designación por Roma en 1877 para el cargo de proprefecto apostólico de la misión de Marruecos no será aceptada por el gobierno de Madrid, lo que abrirá un paréntesis en su vida en el que se alejará temporalmente hasta que la diferencia entre Roma y Madrid se resuelva, volviendo a Marruecos a finales de 1879.

Desde entonces, su papel en la atención a las comunidades pobres de las tres religiones en la ciudad de Tánger le hará cobrar una popularidad que combinará con su faceta de intermediario en las relaciones entre España y Marruecos: participa como intérprete tanto en las embajadas españolas con el sultán Hassan I (1836-1894), que llegaría a considerarlo "fiel amigo", como en embajadas marroquíes desplazadas a Madrid.

En 1888 acompaña a Roma como primer intérprete a la embajada enviada por el monarca jerifiano para asistir al jubileo del papa León XIII (1810-1903).

 Su popularidad en Tánger creció por las obras que llevó a cabo para la modernización de la ciudad, desde la creación del primer hospital, la promoción de la electricidad para el alumbrado público y las continuas obras sociales en las que participó, dejando un enorme vacío en la ciudad en las tres comunidades que la habitaban, cristiana, musulmana y judía, a su muerte en 1896 pero dejó la misión en estado floreciente.

En 1908 nace el Vicariato Apostólico que luego da el lugar a las dos Archidiócesis de Rabat y Tánger en 1956. Los franciscanos continúan hoy en día la misión en Marruecos siendo el arzobispo de Tánger de la orden franciscana..

Hay que recordar que a lo largo de estos 800 años de presencia franciscana en Marruecos,  se interesaron por el estudio de la lengua árabe como instrumento necesario para acercarse al pueblo marroquí. La creación de la escuela árabe de Tetuán en 1886 y la fundación de la imprenta hispano-arábiga dieron al árabe dialectal marroquí un lugar privilegiado en el estudio y la cultura de Marruecos.

Texto y foto: Jesús Cabaleiro