Tánger y su relación con el pintor Eugene Delacroix
El pintor francés Eugene Delacroix (1798-1863) visitó Tánger y otras ciudades de Marruecos en 1832 acompañando en misión diplomática al conde de Mornay, Charles Edgar de Mornay (1803-1878).
El pintor del romanticismo francés del siglo XIX pasó seis meses, de enero a julio, en Marruecos y pintó numerosas obras en esa estancia.
Se embarcó en Toulon a bordo de 'La Perle', hacia Tánger el 11 de enero donde llega el día 24, luego acompañó al duque de Mornay a la ciudad imperial de Mequinez para encontrarse con el sultán de Marruecos, Mulay Abderramán (1778-1859) que les ofrece una audiencia el 22 de marzo.
Hicieron el viaje y luego Delacroix vuelve a Tánger el 12 de abril para, posteriormente, ir a Andalucía -Cádiz y Sevilla- y Argelia -Orán y Argel- donde embarca de vuelta a Toulon el 5 de julio.
Pintó como en una oda lírica el Estrecho de Gibraltar, la medina de Tánger, una vista de la ciudad, jardines y calles, arquitectura islámica, una judía de Tánger en traje de gala, el camino a Mequinez de jinetes con caballos.... Hizo más de 24 pinturas sobre el norte de África destacando entre otras, Las mujeres de Argel, El sultán de Marruecos y Boda judía en Marruecos.
"Estaba bajo estrecha vigilancia en Marruecos, pero gracias a la intervención de un intérprete, pudo tener acceso a algunos interiores, entrar en casas, asistir a fiestas, incluida una boda”, en alusión al citado cuadro de Boda judía en Marruecos (también conocida como ‘Ceremonia nupcial en Tánger’) que realizó durante su estancia en la ciudad del Estrecho. La pintó en 1837 con los esbozos que hizo entonces.
La idea fue de su guía de entonces, Abraham Benchimol que le propuso asistir a esos esponsales que tuvieron lugar el 21 de febrero de 1832.
Precisamente esta pintura describe la celebración de una familia judía rica que estaba celebrando una boda en la medina tangerina y le permitieron asistir. La pintura refleja tanto la vestimenta imperante, la arquitectura de la casa, el ambiente de alegría imperante, además de reflejar la tradición judía que se abre al extranjero donde se mezclan hombres y mujeres a diferencia de lo que sucedía en las costumbres musulmanas de la época.
El cuadro de carácter orientalista muestra el patio interior de una casa tangerina en la que se han reunido numerosos invitados, con diferentes posturas, gestos y miradas. Al fondo, unos músicos provenientes de la entonces Mogador, se encontraban sentados tañendo sus instrumentos musicales mientras una mujer baila. Las personas forman un ruedo con un vacío en el centro, y en medio del cuadro, hay una pared blanca.
Esta pintura es una de las más conocidas de su estancia en el norte de África, se encuentra actualmente en el Museo del Louvre de París y tiene unas medidas de 105 de largo por 140 de ancho.
"Gracias a este viaje, descubrió el estilo de vida marroquí que celebra en su pintura que muestra un estilo de vida mediterráneo". El artista pudo pasar un tiempo a solas. "Esta experiencia permitió a Delacroix apropiarse del último género pictórico que no había logrado apropiarse hasta entonces: la escena del género, la representación de la vida cotidiana, las costumbres de un pueblo ", explican.
Por otra parte, una muestra sobre el pintor podrá contemplarse en el Museo Mohamed VI de Arte Contemporáneo y Moderno de Rabat, en principio, a partir del 5 de abril de 2021.
El Museo del Louvre en París dedicó esta exposición que ahora se verá en Rabat, desde el 29 de marzo al 23 de julio de 2018, a la estancia de seis meses que Delacroix realizó en 1832 en Marruecos.
Texto: Jesús Cabaleiro