Sayyida al Hurra, la reina pirata de Tetuán, mujer rescatada para una calle en Rabat
El Movimiento Alternativo para las Libertades Individuales (MALI) "rebautizó" con nombres femeninos varias calles de la capital marroquí, Rabat en un acto simbólico concebido para denunciar la "dominación masculina".
La actuación realizada con motivo del Día Internacional de la Mujer del 8 de marzo citaba a nombres de mujeres nacionalistas, escritoras, activistas y artistas que marcaron la historia árabe y bereber de Marruecos. Entre ellas se encontraba la actual calle Tetuán que fue rebautizada literalmente como ‘Sayyda al-Horra, mujer política gobernadora de Tetuán 1515-1542’.
Este hecho sirve para recordar la larga historia de esta mujer. Nació en 1485 se cree que en Granada aunque fuentes árabes apuntan que pudo ser en Chauen. Su nombre real se desconoce aunque algunos citan que pudiera ser Aisha. Sayyida al Hurra o Sida Al Hurra, traducida literalmente por ‘La dama libre’, aunque también es conocida como 'La noble dama', ‘La señora honrada’ o incluso hubo quien la denominó ‘La leona de Tetuán’ y ‘La reina pirata’.
Su padre era Moulay Ali ibn Rashid al-Alami (1440-1512), un noble musulmán que reclamaba ser descendiente directo del propio Profeta Muhammad o Mahoma. Su madre era una mudéjar, se había convertido al islam llamándose Lala Zohra, cuyo apellido de soltera era Fernández, y procedía de Vejer de la Frontera (localidad hoy en día hermanada con Chauen).
Cuando Sayyida tenía siete años, su familia se vio obligada a huir de Granada por lo que guardaría rencor contra las personas que habían expulsado a su familia de su hogar de la infancia.
Se estableció en Chauen, que el padre de Sayyida, el citado Moulay Ali Ibn Rashid, ( en árabe : علي بن موسى بن رشيد العلمي )había fundado originalmente como una base militar en 1471 y donde erigió la conocida mezquita octogonal ‘El Masjid El Aadam’. Muchos refugiados que huían de España se establecieron allí, transformándose la ciudad, posteriormente, en ‘La Perla azul’ por el color de las paredes de sus casas.
Aquí fue donde pasó el resto de su infancia, recibiendo la educación que la hija de un noble merecía. Aprendió idiomas, teología, matemáticas y otras disciplinas. Sabía además de árabe, español y portugués. Su toque de elegancia era seguido como modelo por las mujeres de la zona. Entre sus tutores se encontraba Abdallah al-Ghazwani (murió en 1529), un famoso erudito sufí que hoy en día es honrado en el sufismo como uno de los 'siete santos de Marrakech'.
Algún tiempo después del cambio de siglo, en 1501, Sayyida se casó con Ali al-Mandri (1461-1515), un noble casi treinta años mayor que ella. El matrimonio había sido arreglado muchos años antes. Al Mandri era jefe de otra de las familias nobles que habían huido de España en 1484 tras haberse rendido en Piñar.
Ambos trabajaron para mejorar la ciudad de Tetuán, fortaleza que había sido transformada en una verdadera ciudad por los refugiados moriscos que pasaron al Estrecho. Había sido destruida por el reino cristiano de Castilla alrededor de 1400 porque se había convertido en una base para que los corsarios musulmanes atacaran sus barcos.
En 1484, el sultán wattásida, Abu Abdallah al-sheikh Muhammad ibn Yahya –gobernó entre 1472 y 1504- concedió la ciudad a Al Mandri después de que hubiera huido de España. Había levantado fortificaciones a su alrededor para evitar futuros ataques españoles. Así, nació la ciudad con casas bajas y blancas y una gran Mezquita, transformándose en una ciudad bulliciosa y comercial con calles estrechas y laberínticas.
Sayyida aprendió mucho de su esposo, quien la trató como a una igual y más como una cogobernadora que como una subordinada. Cuando murió en 1515, ella fue quien asumió las riendas del poder hasta 1542 según recoge la historiografía marroquí.
‘Sayyida al-Hurra, Hakimit Titwan’
Fue entonces cuando tomó el título de ‘Sayyida al-Hurra, Hakimit Titwan’; literalmente ‘La gran dama honorable, gobernadora de Tetuán’. Era inusual que una mujer gobernara en la sociedad islámica en ese momento, pero no era una desconocida y su gran competencia fue la clave para el liderazgo.
También ayudó que su hermano, Mulay Ibrahim, fuera un visir del sultán wattásida de Fez, Abu al-Abbás Áhmad ibn Muhámmad –gobernó de 1526 a 1549- quien se desposó posteriormente, en 1541 con Sayyida al-Hurra.
Sayyida organizó una reunión con el rey de los piratas del Mediterráneo, Barbarroja también conocido como Aruj, Baba Aruj y Oruç Reis (1474-1518). Su fama le precedía ya que desde 1504 y 1510 había transportado cristianos mudéjares al norte de África. Se calcula en unos 20.000 los musulmanes que desde Granada se desplazaron al norte de África. Era originario de la isla de Lesbos, hijo de turco y griego. Sabía hablar italiano, español, francés, griego y árabe. Inicialmente era un comerciante, pero su hermano fue asesinado y fue capturado en un ataque marítimo por los Caballeros Hospitalarios de San Juan. Cuando fue rescatado por su hermano Hizir, se volvió corsario para buscar venganza.
Los tres hermanos se convirtieron en corsarios patrocinados por el sultán mameluco, Qansuh al Ghuri (1441-1516), obteniendo fondos para sus flotas a cambio de limitar sus estragos a los enemigos del estado. Barbarroja tuvo su base en la isla de Yerba (perteneciente al actual Túnez) donde su especialidad fue atacar a naves pertenecientes a los Estados papales.
La Dama de Tetuán llegó a un acuerdo con Barbarroja por el que ella controlaría la mitad occidental del mar Mediterráneo utilizando su base marítima en Martil, mientras él sería el dueño del este, Sayyida inició así su carrera de pirata aunque hay que aclarar que ella nunca navegó o lideró ninguna de estas incursiones. Los hilos los manejaba desde detrás negociando los rescates para los numerosos marineros portugueses y españoles que capturaron sus hombres. Un premio notable fue la esposa de un gobernador portugués, por quien recibió un pago considerable en 1520. Uno de sus peores enemigos fue el gobernador de Ceuta, Alfonso de Noroña (1510-1586), que dirigió entre 1540 y 1549 la localidad entonces portuguesa.
Debido a su posición, fueron los comerciantes portugueses los que sufrieron la peor parte de sus incursiones, y pronto se sintió profundamente odiada por ellos. Los portugueses rezaron “para que Dios les permita verla ahorcada en el mástil de un barco”, según narra Germán Vázquez Chamorro en su libro ‘Mujeres piratas’. Un enviado portugués en la corte de Fez, Sebastián de Vargas, la quiso ridiculizar citando que era "una mujer muy agresiva y sobre todo con mal genio".
Tras conquistar Argel, Barbarroja se proclamó sultán pero renunció para unirse al Imperio Otomano que le concedió el título de Gobernador. En 1528 muere en un combate contra los españoles siendo sucedido por su hermano Hizir.
Su hermano Hizir, fue también conocido como Jeireddín Barbarroja (1478-1546), asumió su posición de liderazgo. Para sus compañeros era conocido como Hayrettin Pasha, que significa "Pachá bondadoso", un título que le otorgó el sultán otomano Suleiman el Magnífico (1494-1566), a quien sirvió como Pasha de Argel y almirante de su flota mediterránea.
Sayyida continuó su alianza con Jeireddín Barbarroja, y su flota siguió trabajando en el Mediterráneo occidental. Continuó devastando las flotas cristianas durante las siguientes décadas, que finalmente culminaron en el apogeo de su carrera como pirata con el ataque a Gibraltar en 1540. En ese momento el Peñón era una posesión española del emperador Carlos V (1500-1588), el gran rival de los otomanos.
Reina pirata
Para estas fechas, el control de Sayyida sobre los ‘piratas de Berbería’ en el Mediterráneo occidental le otorgó un poder a tener en cuenta en los reinos musulmanes del norte de África. Fue entonces cuando se casó en 1541 con el sultán wattásida de Fez, Abu al-Abbás Áhmad ibn Muhámmad. En esta alianza matrimonial, ella pudo dictar sus propios términos para el acuerdo, entre ellos celebrar la boda en Tetuán; una muestra de deferencia sin precedentes, siendo la primera y única vez en la historia marroquí que sucedió este hecho. Después del matrimonio los dos continuaron viviendo en sus capitales separadas, Fez y Tetuán. Sayyida se convirtió así en una reina pirata.
Después de ejercer como gobernadora de Tetuán durante más de treinta años, en 1542 finalmente llegó a su fin. La guerra abierta con Portugal desestabilizó el comercio en la ciudad –Ceuta, entonces portuguesa cerró las conexiones comerciales con Tetuán- y se preparó el escenario para su derrocamiento. Su yerno Ahmed al-Hassan Hashim al-Mandari, pariente de su primer marido, se acercó a los enemigos de su nuevo marido el sultán, los miembros de la dinastía saadí y tomó la ciudad en octubre de 1542.
Los wattásidas estaban en decadencia, y la dinastía saadí estaba en auge. Eran una tribu noble de la parte sur de Marruecos que se hizo lo suficientemente poderosa como para que el sultán intentara atacarlos y humillarlos, un movimiento que fracasó. La guerra con Portugal les ofreció la oportunidad de posicionarse como los salvadores del reino y tomaron el poder posteriormente en 1554.
Así, Sayyida fue obligada a abdicar en 1542, y se retiró a la casa de la infancia de Chauen donde murió en 1561. Allí está enterrada y su tumba en la zawiyya raisuniyya, recibe visitas frecuentes de mujeres, además de dar nombre a una calle. Su memoria y figura como reina pirata se mantuvo durante siglos.
Según Fátima Merssini (1940-2015) en su obra ‘Las sultanas olvidadas’ –publicado en español- fue “la líder indiscutible de los piratas en el Mediterráneo Occidental”.
La medina de Tetuán donde vivió es hoy en día Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1997, y se conservan muchos edificios que Sayyida y Ali al Mandri habían construido. Por su parte, Chauen es una de los diez pueblos más hermosos del mundo según una revista de viajes además de ser uno de los lugares más visitados por los turistas españoles en la actualidad.
Texto: Jesús Cabaleiro