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Política

La Batalla de los Tres Reyes en 1578, inicio del mito del sebastianismo portugués

El 4 de agosto del año 1578 tuvo lugar la batalla conocida como Batalla de Alcazarquivir, pero especialmente como Batalla de los Tres Reyes, que fortalecía el dominio de los saadíes en Marruecos, que la denominaron Oued El Makhzin.

La citada fecha del 4 de agosto del año 1578, fue un día decisivo y trascendental en la historia, ya que los saadíes eliminaron la presencia portuguesa y nace el mito del sebastianismo.

Los portugueses, españoles y los otomanos veían la oportunidad de acabar con el predominio saadí en Marruecos, desgarrado por las rivalidades políticas internas.

En ese momento, el conflicto se centró en el norte de África, y en el Magreb en particular. Los turcos buscaron incluir a Marruecos en un intento de asegurar las fronteras del califato otomano, y luego utilizar la posición marroquí para atacar Europa occidental.

Las ambiciones de los españoles y portugueses se dirigieron hacia Marruecos desde las primeras conquistas de plazas, y su interés aumentó a raíz del movimiento de los descubrimientos geográficos y su expansión en el campo de la navegación marítima.

En cuanto a la situación interna en Marruecos, en el año 1554 se estableció el estado saadí sobre las ruinas del estado wattasida siendo su primer sultán Mohamed Ash Sheikh (1490-1557).

En el año 1574 murió el sultán Abdullah Al-Ghalib (1517-1574), y su hijo Muley Muhammad, Al Mutawakkil, se hizo cargo del reino, y trató de gobernar el país con puño de hierro.

Su tío Abdel Malik, apodado Al-Mu'tasim Billah (1541-1578), temía que lo aplastaran y, con su hermano Ahmed al Mansur (1549-1603), recurrió al sultán otomano, Murad III (1546-1595), y le pidió su ayuda para sacar a su sobrino del poder, por lo que lo derrotó en Fez en marzo de 1576 al mando de un ejército de 10.000 hombres.

Luego extendió su autoridad sobre Marrakech, por lo que Al Mutawakkil huyó hasta Ceuta y luego a Tánger, donde pidió la ayuda del rey de Portugal, Sebastián I (1554-1578), quien vio en el asunto una oportunidad para ampliar las fronteras de su imperio.

Para los saadíes era inaceptable que uno de sus príncipes buscara la ayuda de sus opositores en la religión musulmana para resolver un conflicto interno, lo que explica el escaso eco de quienes decidieron unirse a él, ya que su número no superó las 6000 efectivos, según algunos relatos históricos.

Batalla de Oued El Makhzin

El joven rey de Portugal, Sebastián, vio una oportunidad que no se volvería a repetir para ocupar Marruecos, y el 24 de junio del año 1578 el ejército portugués salió de Belem, Lisboa y se dirigió hacia Tánger, donde los 800 barcos atracaron en sus costas el 8 de julio.

Al Mutawakkil estaba esperando su llegada, y luego los barcos continuaron navegando hacia el puerto de Asilah, donde el aspirante al trono, antes de su destitución, había permitido a los portugueses apoderarse de la localidad en 1577.

El sultán saadí, Abdelmalik trasladó sus ejércitos desde Marraquech a Alcazarquivir, y fue llevado en camilla a causa de la enfermedad que le impedía montar a caballo, y envió a su hermano Ahmed a Fez, ordenándole que fuera a su encuentro con los soldados para prepararse en una guerra con la que se decidiría el destino de Marruecos.

El número del ejército de Sebastián, según muchos relatos históricos, era de 17.000  hombres y estaba equipado con más de cuarenta cañones. Además de los portugueses, incluía mil españoles, mil alemanes y mil procedentes de estados italianos, además de los 6000 soldados de Al-Mutawakkil.

En cuanto al ejército saadí, contaba con 70.000 efectivos, incluidos soldados regulares y voluntarios, entre ellos 25.000 de caballería, y unos veinte cañones.

Los saadíes ya estaban esperando al ejército portugués y lo atrajeron al lugar que sus hombres habían predeterminado por lo que, debido a su lentitud y además adentrarse en tierra, en vez de ir por la costa en los barcos, hacia Larache, cayó en una trampa.

El 4 de agosto de 1578, los dos ejércitos se encontraron, por lo que estalló el fuego de ambos lados cobrando la vida de los combatientes, y la caballería e infantería se apresuraron al campo de batalla.

Durante ese día la enfermedad se intensificó y Abdelmalik murió antes de terminar la batalla, siendo ocultada su muerte y trasladado su cadáver a su tienda, se quería que su muerte fuese oculta para no derrumbar la moral de los soldados marroquíes. La victoria fue para el ejército marroquí, que, con el plan del difunto Al-Mu'tasim Billah, pudo superar a los portugueses.

La batalla duró  unas cuatro horas y media. El balance fue de cerca de 10.000 soldados muertos por el ejército portugués, incluido el rey Sebastián que rechazó rendirse, mientras que unos 16.000 fueron capturados, entre ellos, numerosos nobles. Apenas cien lograron salvarse alcanzando la plaza portuguesa de Asilah. El ejército saadí perdió alrededor de 1500 soldados.

Mientras, el cuerpo de Al-Mutawakkil fue encontrado flotando en el río Oued Al-Makhazin, ahogado, mientras intentaba escapar tras la derrota.

Por este motivo, los historiadores la nombran como la Batalla de los Tres Reyes.

Después de la batalla

La batalla terminó y los marroquíes lograron una victoria que constituyó un hito en la historia. Ahmed, el hermano de Abdelmalik, se convirtió en el nuevo sultán de Marruecos y se llamó Ahmad al-Mansur al-Eddahbi.

Oued el Makhzin le sirvió para construir un estado fuerte en el Magreb, el rescate de los nobles portugueses llenó sus arcas y tuvo un periodo de  prosperidad, impulsó el urbanismo, donde construyó el Gran Palacio de Marraquech, el Badi, logrando prestigio y conocimiento.

Por otro lado, Portugal se derrumbó militar, política y económicamente después de la muerte del rey Sebastián.

Su muerte dejó al país inmerso en un gran desconcierto, en bancarrota y con un vacío político que su sucesor, su tío el cardenal Enrique I (1512-1580), intentó llenar sin conseguirlo, con lo que aconteció la crisis dinástica que solucionó el rey español, Felipe II (1527-1598) al convertirse en nuevo rey de Portugal, creándose así la llamada Unión Ibérica que duró hasta el levantamiento de 1640.

Texto: Jesús Cabaleiro