Diario Calle de Agua

España - Marruecos

Política

La leyenda que nació en Marruecos del rey Sebastián de Portugal

El 4 de agosto del año 1578 tuvo lugar la batalla conocida como Batalla de Alcazarquivir, pero especialmente como Batalla de los Tres Reyes, denominada en Marruecos, Oued El Makhzin.

La citada fecha fue un día decisivo y trascendental en la historia portuguesa ya que nace el mito del sebastianismo.

El sebastianismo es un mito que surgió tras la muerte del rey Sebastián I (1554-1578) de Portugal. Se alimentó de la imposibilidad de encontrar su cuerpo y de la esperanza de que regresara para salvar a su país.

Esta fecha del 4 de agosto de 1578, Marruecos presenció una de las batallas más legendarias de la historia.

Este enfrentamiento, también conocido como Batalla de los Tres Reyes, se cobró la vida de Muley Muhammad Al Mutawakkil, su tío Abdel Malik, apodado Al-Mu'tasim Billah (1541-1578), y la del propio rey Sebastián, quien murió en combate o posteriormente en cautiverio.

El rey portugués marchaba hacia el norte con su ejército, acompañado por el depuesto sultán saadí, al-Mutawakkil, que buscaba recuperar el trono con el apoyo portugués, mientras que Sebastián veía la campaña como una oportunidad para revivir la antigua gloria de Portugal en el norte de África.

Pero la batalla, cerca de Alcazarquivir, provocó la muerte del joven rey, de 21 años, el colapso de la independencia centenaria de Portugal y el nacimiento de una leyenda nacional que sigue viva hoy en día.

Portugal se derrumbó militar, política y económicamente tras la muerte del rey Sebastián.

Además, la ausencia del cuerpo de Sebastián dio pie a la especulación y desató profundas sospechas, incluso la negación de su fallecimiento. Cuando la noticia de su muerte llegó a Portugal, muchos se negaron a creerla.

Este rechazo colectivo y la esperanza del regreso del rey se convirtió en un fenómeno morboso propiciando el surgimiento de lo que se conocería como ‘sebastianismo’.

Según la leyenda, Sebastián no murió en Marruecos, sino que un día regresaría para salvar a Portugal. Estas esperanzas se vieron alimentadas por profecías y leyendas populares, sobre todo en las Trovas de Bandarra, una colección de versos proféticos del siglo XVI que predecían el surgimiento de un soberano salvador que rescataría a Portugal de la ruina.

A partir de 1580, el ‘sebastianismo’ adquirió una dimensión política tras la anexión de Portugal por parte de España.

Sebastián no dejó heredero, el rey de España, Felipe II (1527-1598) nieto del rey Juan III (1469-1521) de Portugal, reclamó el trono portugués. Muchos portugueses opositores al dominio español se refugiaron en la creencia de que Sebastián regresaría de Marruecos para restaurar la soberanía nacional.

La leyenda era tan poderosa que Felipe II, quien gobernaba Portugal como Felipe I, temía su influencia. En 1582, ordenó el traslado del supuesto cuerpo de Sebastián al Monasterio de los Jerónimos de Lisboa para intentar acabar con la leyenda. Sin embargo, la medida fracasó.

Por el contrario, el sebastianismo cobró un nuevo impulso. A finales del siglo XVI, surgieron al menos cuatro pretendientes que se proclamaban el rey desaparecido, con el paso de los años, muchos comenzaron a llegar a Portugal, cada uno diciendo: ″Soy Sebastián”. El más famoso de ellos fue Marco Tullio Catizone, un italiano de Calabria, quien fue descubierto y ahorcado en Sanlúcar de Barrameda en 1603.

El fenómeno, especialmente en los años inmediatamente posteriores a la batalla, es “uno de los ejemplos más dramáticos y sorprendentes de la obstinada adhesión de una nación a la fe y la esperanza, a pesar de los hechos, la lógica y la razón que las contradicen”.

Incluso después de que Portugal recuperara su independencia de España en 1640 bajo el reinado de Juan IV (1604-1656), la leyenda persistió. La creencia era tan fuerte que Juan IV prometió abdicar si Sebastián regresaba del campo de batalla. Para entonces, Sebastián tendría más de ochenta años.

En las décadas siguientes, el sebastianismo evolucionó de una esperanza política a un mito nacional.

A principios del siglo XVII, cuando se suponía que la vida de Sebastián terminaría de forma natural, el sebastianismo perdió su conexión con la realidad. Lo que quedó fue un ″pseudoculto, religioso y absurdo”, que incluso inspiró algunas obras literarias.

De hecho, la leyenda de Sebastián cruzó el Atlántico y halló terreno fértil en el Brasil del siglo XIX. Allí, algunos creían que el rey perdido regresaría, no para salvar a Portugal, sino para liberar a Brasil del dogma religioso y traer justicia a la república.

Hoy en día, el término ‘sebastianismo’ se utiliza para referirse a una persona irrealmente optimista, alguien que espera a un Sebastián que nunca regresará y se aferra a lo increíble.