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Larache: El Fuerte Victoria cerca de la derrota por ruina

En las murallas de Larache, a las afueras de su medina, los visitante observan los cañones del ‘Fuerte de la Victoria’, que declaran su firmeza que han resistido durante siglos, frente a los adversarios del tiempo y la naturaleza, pero ahora se enfrentan a la ruina.

Y es que Larache se asoma a la desembocadura del río Lucus, que lucha contra las poderosas olas del Océano Atlántico como hacen sus históricas murallas.

El nombre del fuerte o fortaleza tiene sus connotaciones, pues forma parte de la historia de la relación de Marruecos con sus vecinos europeos, especialmente portugueses y españoles, desde la época de las campañas militares que estas potencias europeas realizaban en las costas del sur del Mediterráneo.

El ‘Fuerte de la Victoria’ se considera uno de las alcazabas militares más antiguas en Marruecos jugando un importante papel en las guerras del siglo XVI.

El Fuerte o Fortaleza Victoria (An Nasr, en árabe) es un homenaje a la batalla de los Tres Reyes acontecida en la cercana Alcazarquivir en 1578, donde perdió la vida el rey portugués Sebastião (1554-1578).

La construcción de esta fortaleza fuera de la medina fue iniciada por mandato del sultán saadí Ahmed Mansur Al-Dhahabi (1549-1603) conocido como ‘El Dorado’, que se inspiró en la arquitectura militar defensiva renacentista europea, según un diseño realizado por ingenieros italianos, traídos desde la península italiana. Es de forma triangular con altas murallas, conocida por los españoles como Las Cigueñas.

Actualmente se encuentra en ruina tras anuncios de una restauración ya que requiere una intervención urgente. Está rodeada por el llamado Jardín de las Hespérides, en alusión a la leyenda donde se encontraban las manzanas de oro guardadas por el dragón Ladón.

Hay que recordar lo sucedido en la Batalla de Los Tres Reyes (Oued El Makhzin, como es conocida en árabe), donde los saadíes eliminaron la presencia portuguesa y nace el mito del sebastianismo.

Los portugueses, españoles y otomanos veían la oportunidad de acabar con el predominio saadí en Marruecos, desgarrado por las rivalidades políticas internas.

El rey portugués Sebastião fue uno de los tres reyes que murió ese día de agosto de 1578, junto con su aliado que aspìraba al trono marroquí, Mulay Muhammad, Al Mutawakkil, así como Abdel Malik, apodado Al-Mu'tasim Billah (1541-1578).

Después de esta histórica batalla el estado saadí (que gobernó Marruecos entre 1510-1658) el sultán al-Mansur al-Dhahabi construyó el Fuerte de la Victoria junto a otro, el Fuerte de la Conquista.

Los prisioneros de la batalla de Los Tres Reyes son los que construyeron esta obra durante la etapa del sultán Ahmed Al-Mansur Al-Dhahabi, que hizo estos hitos similares a las famosas fortalezas históricas en Italia.

En su libro ‘Larache, datos para su historia en el siglo XVII’ (CSIC, 1973), el historiador español Tomás García Figueras describe a Larache en ese momento como “un barco encaramado en la dársena del Lucus, fortificado desde el frente marítimo y terrestre”, cuando España en 1610 pudo extender su control durante el reinado del rey Felipe III (1578-1621), quien consideró que solo Larache “vale por toda África”.

Entonces se añadieron nuevas fortificaciones por parte del ejército español, que dificultó su recuperación a Marruecos hasta 1689 durante el reinado del sultán Mulay Ismail (1645-1727). ″Los españoles conocían las intenciones de los marroquíes desde 1687. Así, este año, los españoles comenzaron a abastecer y fortalecer la ciudad. Antes de la víspera del combate, mil hombres estaban en la ciudad” explica en su obra García Figueras.

Los españoles ya no volvieron a la ciudad hasta 1911 ya en la época previa al Protectorado español de la zona norte marroquí (1912-1956).

Tras su restitución al estado marroquí, Larache entró en una nueva fase de crecimiento demográfico, pero los estragos del tiempo, junto con el abandono, contribuyeron al derrumbe de las fortalezas.

La sociedad civil ya en época contemporánea lanzó llamamientos y medidas para rehabilitar este patrimonio histórico. Durante la década de 1990, los activistas iniciaron un proceso de limpieza que recogió 64 toneladas de escombros del fuerte.

Sin embargo, las iniciativas de las organizaciones civiles por sí solas no son suficientes, por lo que se solicita que las instituciones adopten la decisión de rehabilitar el Fuerte Victoria a través de un proyecto integral que preserve la identidad histórica y arquitectónica con el objetivo de contribuir al desarrollo cultural local.

Texto: Jesús Cabaleiro