Larache, la ciudad del Lucus con huella española
Hay mucho que escribir y decir sobre la ciudad de Larache. Los senderos de la ciudad vieja cuentan historias y cuentos interminables.
Estos hermosos edificios son monumentos históricos que se construyeron durante el colonialismo español, no podían desaparecer de la noche a la mañana, debían ser restaurados conservando su inscripción y arquitectura original, tal como sucedió en el mercado central, en la Plaza. La plaza da a la desembocadura del valle de Lucus y al puerto pesquero.
En Plaza España, rodeada de cafeterías, se puede tomar un té por la mañana y contemplar la ciudad. Entre las vías más importantes, el Paseo Marítimo, que es fruto de la huella española.
Se puede deambular por las elegantes calles, los hitos más importantes el elegante Paseo, que ha pasado a llevar el nombre de avenida Hassan II, donde se encuentran cuatro salas de cine.
Un agradable un paseo esa mañana por las calles y callejones de Larache. En el antiguo Café Central fue donde dicen tomó un café el revolucionario argentino Ernesto Ché Guevara (1928-1967) ahora que hace apenas días ha muerto su asesino. Nadie recuerda los detalles, pero muchos hablan sobre ello.
En otro café, el ‘Puente’, se ideó una forma única de atraer clientes con su slogan ‘Momentos Juntos’. En una caja de cristal donde se supone que los clientes deben depositar los libros donados, está escrita la frase “Todos los libros son bienvenidos siempre que estén en buenas condiciones”.
Una obra de arte dentro del sistema arquitectónico ‘Morisco Ibérico’ que distingue la ciudad. En la medina, el “pequeño mercado”, el Zoco, una pintura azul y blanca de puertas, murales, arcos ornamentados, de los que cuelgan rosas, y arquitectura andalusí.
Tras la entrada de los españoles a Larache, se interesaron en crear un nuevo espacio extramuros de la antigua ciudad, en 1924 se da inicio a la construcción del mercado de abastos, y lo convirtió en un edificio arquitectónico con una ingeniería distinta y un elegante carácter morisco.
Y es que Larache es realmente una ciudad increíble.
Las olas del Océano Atlántico y el encuentro con el río Lucus, dejan ver barcos de pesca meciéndose sobre las aguas, mientras las voces de los marineros se entrelazan.
El escritor y periodista sudanés afincado en Marruecos, Talha Jibril, de 64 años, recomendó una visita a la ciudad, y la consideró una localidad "alucinante".
El periodista ha dedicado hasta el momento dos columnas en las páginas del diario marroquí Al-Ahdath Al Maghribia bajo el título ‘Larache espera la luna de miel’, en las que mencionaba cómo era destino de turistas y visitantes, la mayoría amaba el ambiente romántico y la naturaleza.
Jibril nació en Merowe, al norte de Sudán aunque reside en Marruecos desde finales de los años 50, donde estudió en la facultad de Letras de la Universidad Mohamed V de Casablanca. Trabajó como redactor-jefe en varios diarios marroquíes –entre ellos Al Alam- y estuvo en Washington y Londres por el periódico Asharq al-Awsat.
Ha escrito varios libros entre ellos el más conocido es la única biografía del escritor sudanés Tayeb Saleh (1929-2009) teniendo también amistad con el poeta y escritor sudanés Mohamed Al Fayturi (1936-2015) que falleció en Rabat.
Texto: Jesús Cabaleiro