Tánger, la historia de su conquista en 1684 y la maldición de Samuel Pepys
Tánger se convirtió en una posesión inglesa pero después de 23 años, la ciudad del Estrecho volvió a Marruecos en 1684, después de tenerla fuera de su poder durante un período de más de dos siglos, en concreto, 213 años.
El año 1684 es un hito importante en la historia de Tánger, ya que es la fecha en la que los marroquíes liberaron durante el reinado del sultán Mulay Ismail (1645-1727) la ciudad después de la ocupación portuguesa e inglesa, que duró más de dos siglos (desde 1471).
En esa evacuación se recuerda la figura del cronista y funcionario naval inglés, Samuel Pepys (1633-1703) quien maldijo la ciudad esperando que fuera destruida, ″solo el infierno es peor”.
En agosto de 1683, Pepys salió de Portsmouth con una flota para ayudar a supervisar la destrucción y evacuación de Tánger. Además, se ocupó de su tarea de compensar a los comerciantes ingleses y otras personas de la ciudad por la pérdida de propiedad causada por la evacuación.
Pero su relación comenzó mucho antes de la evacuación, en 1662 cuando fue nombrado miembro del Comité de Tánger, creado para supervisar la nueva guarnición inglesa después de que los portugueses entregaran la ciudad como parte de la dote de la esposa del rey inglés, Catalina de Braganza (1638-1705).
En ese momento, había grandes esperanzas en Tánger como puerto comercial: en la entrada de su diario del 28 de septiembre de 1663, Pepys escribió que era "probablemente el lugar más considerable que el rey de Inglaterra tiene en el mundo" pero poco años después cambió de opinión y así en 1667 ya lo define como ″ese lugar perverso”.
En 1680 con los primeros asedios marroquíes a la ciudad ya vieron que era imposible de defender a largo plazo por no contar con una guarnición en condiciones. Además había corrupción entre los gobernantes de la localidad y no se supo atraer a empresarios.
Durante el reinado en Inglaterra, Escocia e Irlanda, del rey Carlos II (1630-1685) la ocupación inglesa de Tánger fue turbulenta, pero durante un breve período entre 1663-1664 desarrolló ciertos aspectos de la llamada diplomacia del espionaje. En 1668 el rey la nombró ciudad libre, con libertad para conerciar con todo el mundo.
España e Inglaterra entraron en conflicto por Tánger por su ubicación estratégica, e intentaron imponer su soberanía de varias formas posibles, por lo que en ese momento, "fue el principal momento de la propagación del espionaje en la ciudad debido a las convulsadas relaciones entre Inglaterra y España".
En un libro escrito por un profesor inglés se señala que los españoles “difundieron rumores de una plaga en los barcos que paraban en Tánger”, que entonces estaba bajo ocupación inglesa, lo que obligó a los buques con bandera inglesa, a realizar un peligroso viaje desde Marruecos hacia las costas británicas.
La ciudad estaba entonces rodeada de muros y fortalezas así como de murallas. Cuando los marroquíes entraron en la ciudad se encontraron que los británicos habían demolido los edificios más importantes e incluso el puerto donde nunca pudieron construir un rompeolas.
No obstante, el sultán Mulay Ismail hizo que se reconstruyera la urbe y hubiera un nuevo poblamiento, la ‘gran conquista’ como fue definida la recuperación de la ciudad para Marruecos, además coincidió el 5 de febrero de 1684, con el mes del cumpleaños del profeta Mahoma.
Después de la conquista de Tánger se reforzaron las defensas en Ceuta por temor a ataques. Precisamente, las ciudades de Larache (1689) y Arcila (1691) ambas entonces controladas por España, fueron conquistadas por el sultán Mulay Ismail.
Texto: Jesús Cabaleiro