Tetuán fue refugio de los andalusíes que huían de Granada y querían conservar su identidad. Musulmanes y judíos dotaron a lo que eran ruinas de una tranquilidad, estabilidad y seguridad, por lo que su aire aún conserva su aroma original andalusí. Desde que fue fundada por Ali al-Mandri (1440-1515), nombre que se ha convertido en un símbolo en Tetuán, la ciudad se convirtió en una torre en la que observar los caminos, mientras refleja su dolor y nostalgia en Marruecos.
Siempre se consideró a Tetuán parte de una Andalucía restaurada.